
Este día se conmemora en honor al cumpleaños de su descubridor, el psiquiatra austriaco, Hans Asperger, quien identificó un comportamiento similar y poco frecuente en un grupo de niños.
Según la OMS, el Síndrome de Asperger está reconocido como un trastorno generalizado del desarrollo infantil, enclavado dentro del espectro autista y que tiene consecuencias adversas, aunque variables, para el desarrollo social, emocional y conductual del niño, sin discapacidad intelectual asociada ni dificultades en aspectos formales del lenguaje.
No existen análisis específicos para diagnosticar esta condición. El diagnóstico es multidisciplinario e involucra a médicos, psicólogos, entre otros profesionales. La edad promedio en que se diagnostica el síndrome de Asperger es alrededor de los 7 años, siendo los primeros signos evidentes desde los 12 meses. La detección temprana de las condiciones del espectro autista puede mejorar la vida del niño y de su familia.
Las principales alertas del desarrollo son: falta de sonrisa social, no mirar a los ojos, no responder al nombre, falta de juego simbólico, reacciones inesperadas frente a estímulos sensoriales, entre otras.
El tratamiento generalmente incluye una combinación de terapia del habla, física, ocupacional y cognitiva conductual. El equipo de terapia decidirá con qué frecuencia debe trabajar con el niño o niña.
<< Aunque a veces parezca que no encajamos, somos las piezas del rompecabezas que faltaban. >>